viernes, 9 de julio de 2010

Un poco de mesura

Escribo estas líneas dos días después de que la selección española de fútbol haya ganado a la alemana en el Mundial de Sudáfrica y, con ello, haya accedido a jugar la final del Campeonato del Mundo de fútbol. En las radios, en las televisiones, en las portadas de los periódicos y en las conversaciones cotidianas, no se habla de otra cosa. Dos días así y, visto lo visto, ¡lo que se nos viene encima con la final! Ya no importa el paro, la crisis económica, la falta de competitividad, las restricciones del crédito, las bajadas de sueldo ni demás minucias que atenazan nuestra vida real. Ahora vivimos de ilusión porque, como dice el refrán, de ilusión también se vive. Sea. Lo entiendo. De vez en cuando es necesario un respiro, un desahogo. Hasta tiene algo de positivo que de modo espontáneo se vean ahora banderas españolas por doquier en un país que lleva varias décadas renegando de ellas por motivos espurios. Sería absurdo negar los elementos positivos de todo el fenómeno y yo, por mi parte, confieso además que me alegro de todo ello. Pero... ¿sería mucho pedir un poco de mesura? Mesura es simplemente poner las cosas en su sitio. Mesura es -me atrevería a decir- un poco de sentido común. Una cosa es la alegría por el triunfo en un juego y otra muy distinta la cantidad de gansadas que estamos oyendo y viendo por todas partes. Signo de los tiempos, este infantilismo generalizado, este escaparate de vaciedades. Es el peaje de esta era de bandazos pendulares, de maximalismos y despropósitos, atizados por unos medios de comunicación que exprimen la noticia del día hasta la exasperación.