lunes, 21 de junio de 2010

La muerte de Saramago

La muerte de Saramago ha puesto una vez más de relieve lo bien que la izquierda política, sociológica y cultural sabe hacer las cosas en el terreno de la propaganda y la comunicación. También ha puesto de manifiesto lo bien que funciona el espíritu de partido (entiéndase en sentido amplio, no restrictivo, es decir, como espíritu socialista, progresista o revolucionario). Con Saramago ha muerto uno de los principales referentes intelectuales de ese sector ideológico y ¡caray, cómo han sabido rodear el óbito de un halo de laica santidad...! Así actúa la izquierda con sus miembros y con sus ideas. Así, de este modo, logra impregnar de sus valores -repito, de "sus" valores- al conjunto de la sociedad. No entro ahora en los méritos literarios de Saramago, cuestión sobre la que habría mucho que hablar. Me basta con fijarme en lo que Saramago representaba y por lo que ha sido homenajeado: su dogmatismo comunista irreductible. O, dicho de otra manera, su combate contra la libertad y a favor de los dictadores (siempre que fueran de izquierdas, of course). Nadie de esa cuerda se ha despeinado por ello. ¡Al contrario! ¡Sin el más mínimo rubor...! Siempre digo en situaciones como ésta que, mientras que la derecha no aprenda y siga prisionera de sus complejos, se merece seguir dónde está, ayuna de la influencia social y cultural que es precisa para un liderazgo político.

jueves, 17 de junio de 2010

Los huevos de la serpiente

Las cosas no suceden por casualidad. Incluso aquellos hechos que nos toman por sorpresa y llamamos inesperados o imprevisibles, suelen tener unas raíces, un caldo de cultivo, un proceso (observable) de gestación. Obviamente las contingencias existen, como la suerte impredecible o la desgracia inescrutable. No pretendo ser tan dogmático como para negar algo al alcance de cualquier experiencia vital. A un nivel más elevado, se ha discutido mucho sobre la casualidad en la historia –la llamada “nariz de Cleopatra”- y hasta qué punto debe conjugarse con la causalidad –los factores estructurales-. La vida -individual y colectiva- tiene un componente azaroso. Pero no es menos cierto que por pereza, miedo o ignorancia abusamos de ese ingrediente atribuyéndole un margen de influencia que no le corresponde. Porque nos corresponde a nosotros, a nuestras acciones u omisiones. Es fácil –y cómodo- hacerse luego el sorprendido. Pienso todo esto a raíz de las últimas medidas adoptadas para embridar la crisis económica. A los de abajo nos toca hacer de “paganos”. Enfrente, con una contumacia digna de mejor causa, una clase política solipsista –de todos los partidos- sigue acaparando prebendas y dilapidando recursos que no les pertenecen, o que no les debían pertenecer, porque son de todos. Tarde o temprano la indignación, que ahora permanece soterrada, estallará de alguna manera. Y habrá muchos que se preguntarán sorprendidos: ¿cómo ha sido posible?

lunes, 14 de junio de 2010

Uno de los nuestros

Hace algunos años el director norteamericano Martin Scorsese dirigió una película de mafiosos titulada "Uno de los nuestros". Desde entonces se ha extendido aún más esa expresión (que ya era de uso corriente) en los análisis y comentarios de la prensa y otros medios de comunicación para caracterizar la actitud de quienes defienden a capa y espada a los suyos sólo por el hecho de ser de los suyos, es decir, en función de un determinado espíritu de cuerpo que otros llamarían pura y simplemente sectarismo, por no decir cosas peores. Recuerdo a ese respecto el exabrupto que se atribuye a Roosevelt sobre el dictador nicaragüense Somoza: "puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta". Aunque es raro que se admita de esta manera desembozada, lo normal en efecto es que la disposición antedicha desemboque en el cinismo rampante. He pensado en esa falta de escrúpulos (más indecente si cabe desde el punto de vista intelectual que propiamente ético) ante la actual situación política española: ¡un gobierno sedicentemente de izquierdas acometiendo en nombre de los trabajadores y desfavorecidos el más drástico recorte de sueldos públicos y prestaciones sociales de la reciente historia española! Si una política semejante la urde la derecha, el país hubiera literalmente ardido en protestas y manifestaciones. No entro ahora en si tales medidas eran necesarias o incluso imprescindibles. Lo que me parece más indecoroso es que se nos quiera hacer comulgar con ruedas de molino.

jueves, 10 de junio de 2010

El mundo es un buen lugar para morir

Estoy pensando en mis vacaciones. Barajo distintas posibilidades, desde Rusia a México. Sopeso pros y contras, sin decidir nada aún. Abro el periódico. Leo que los militares rusos que acudieron al lugar del accidente en el que murió el presidente polaco y buena parte de la clase dirigente de ese país (cuando acudían a la conmemoración de Katyn), no quisieron perder el tiempo en atender tanta carne chamuscada y se dedicaron rápidamente a labores más rentables. Como la de reunir todas las tarjetas de crédito que pudieron -supongo que tras una limpieza rápida de restos humanos, no sé si sesos, sangre, uñas o simplemente residuos carbonizados- para aprovechar la ocasión. Al fin y al cabo, pensarían, a sus propietarios ya no les hacía falta. Paso página y leo que en México en los últimos tres años han sido asesinados 900 niños en los ajustes de cuentas del narcotráfico. Los reconocen a veces porque llevan el uniforme del colegio. Aunque en otras ocasiones es más difícil porque los decapitan o los descoyuntan, y cada parte queda en un lugar distinto del basurero. El basurero como metáfora del mundo.