viernes, 21 de octubre de 2011

El pacto ETA-PSOE

Tengo para mí que una de las grandes cuestiones que tendrán que explicar los historiadores de este tiempo es el giro ideológico de la izquierda mundial y de la izquierda española en particular desde sus clásicas posiciones internacionalistas e ilustradas al abrazo de las causas más peregrinas y, por cierto, más reaccionarias, desde el ecologismo al nacionalismo más particularista. El caso del PSOE no puede ser más sintomático en este sentido. Nunca entró en el horizonte ideológico del PSOE terminar radicalmente con ETA, hasta sus raíces. La mala conciencia burguesa de haber arrumbado la revolución y una cierta simpatía ideológica, amén de la misma matriz antifranquista, le hacía contemplar a los "abertzales" como lejanos primos descarriados, siempre recuperables en el fondo. Algo parecido a lo que siempre han sentido hacia Fidel Castro -en contraposición por ejemplo a Pinochet-, aunque la dictadura de aquél esté siendo más longeva y a la postre más letal para su pueblo. Ahora unos y otros -ETA y PSOE- escenifican un paripé de final del terrorismo, un pacto vergonzante que jamás se hubiera dado si los vascos asesinos se presentaran como neonazis o fascistas. Los que están en el ajo -interesados, oportunistas y cómplices- lanzan las campanas al vuelo, descalificando a los escépticos, que ahora resultamos ser de extrema derecha. No creo que Rosa Díez, Fernando Savater o Nicolás Redondo (y tantos otros socialistas de base) pertenezcan a la "caverna". En cualquier caso, el alborozo por la declaración de cese el fuego de ETA encubre lo esencial, que el fin del terrorismo -en el supuesto de que esto sea el fin, que está por ver- es el resultado de un desistimiento de los terroristas: ellos -y no nosotros, los demócratas- son los que han decidido poner el punto final. Esto me recuerda el alborozo por el fin del franquismo obviando que el dictador murió en la cama sin que nadie le incordiara seriamente durante casi cuarenta años de poder absoluto. ¡Y qué digan ahora que la violencia no ha servido para nada! ¡Por supuesto que ha servido! ¡Si ésta es la derrota del terrorismo, menudo futuro nos espera!

viernes, 14 de octubre de 2011

El último refugio

El conflicto actual de la enseñanza media es un claro exponente de los males del país. Me entran ganas de decir que "entre pillos anda el juego", si no fuera porque el término "pillos" me parece demasiado suave para calificar a unos y otros. El desencadenante ha sido el aumento de horas lectivas decidido por la Comunidad de Madrid. Como Madrid está gobernada por el PP se han echado a la calle, más o menos contaminados de "indignación", profes, alumnos, diversos colectivos y, ¡cómo no!, los sindicatos, siempre prestos a pescar en río revuelto y a movilizarse en contra de la derechona. Se han movido los que llevan más de veinte años sin mover una ceja ante los desmanes que los diversos gobiernos del PSOE han ido perpetrando contra el sistema escolar. El PP no ha podido cometer tantos desafueros, no ya porque ha gobernado menos tiempo, sino simplemente porque no tiene un modelo escolar digno de tal nombre, más allá de que le tira la religión y la enseñanza privada. Ahora, en la gestión concreta de este asunto en la Comunidad de Madrid, el PP no ha podido hacerlo peor: la mezcla de arrogancia, desfachatez e incompetencia ha soliviantado hasta al más pasivo de los profesores. Momento que han aprovechado los ideólogos de izquierda para acusar a la derecha de cargarse la enseñanza pública. ¡Tendrán cara! ¡Y eso lo dicen los artífices de la LOGSE y otros engendros! Así vamos, cada cual a lo suyo, el PSOE, el PP, los sindicatos y los propios profesores. Unos con el sectarismo como única bandera; otros, con un oportunismo digno de mejor causa. Busco mi último refugio: mi refugio es el aula, de la que tantos quieren huir. Y dar la clase con dignidad. No por ellos, por ninguno de ellos. Sólo por mí.