viernes, 14 de octubre de 2011

El último refugio

El conflicto actual de la enseñanza media es un claro exponente de los males del país. Me entran ganas de decir que "entre pillos anda el juego", si no fuera porque el término "pillos" me parece demasiado suave para calificar a unos y otros. El desencadenante ha sido el aumento de horas lectivas decidido por la Comunidad de Madrid. Como Madrid está gobernada por el PP se han echado a la calle, más o menos contaminados de "indignación", profes, alumnos, diversos colectivos y, ¡cómo no!, los sindicatos, siempre prestos a pescar en río revuelto y a movilizarse en contra de la derechona. Se han movido los que llevan más de veinte años sin mover una ceja ante los desmanes que los diversos gobiernos del PSOE han ido perpetrando contra el sistema escolar. El PP no ha podido cometer tantos desafueros, no ya porque ha gobernado menos tiempo, sino simplemente porque no tiene un modelo escolar digno de tal nombre, más allá de que le tira la religión y la enseñanza privada. Ahora, en la gestión concreta de este asunto en la Comunidad de Madrid, el PP no ha podido hacerlo peor: la mezcla de arrogancia, desfachatez e incompetencia ha soliviantado hasta al más pasivo de los profesores. Momento que han aprovechado los ideólogos de izquierda para acusar a la derecha de cargarse la enseñanza pública. ¡Tendrán cara! ¡Y eso lo dicen los artífices de la LOGSE y otros engendros! Así vamos, cada cual a lo suyo, el PSOE, el PP, los sindicatos y los propios profesores. Unos con el sectarismo como única bandera; otros, con un oportunismo digno de mejor causa. Busco mi último refugio: mi refugio es el aula, de la que tantos quieren huir. Y dar la clase con dignidad. No por ellos, por ninguno de ellos. Sólo por mí.

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