jueves, 7 de julio de 2011

Dios

Dos noticias recientes me han llamado la atención. Distintas, terminan por converger en un punto que me ha resultado perturbador. La primera estaba relacionada con la reciente detención de Ratko Mladic, el genocida de Srebrenica. Un joven, testigo parcial de los horribles acontecimientos, contaba que había sobrevivido por voluntad expresa del citado Mladic. Mientras muchas otras personas a su alrededor, hombres y mujeres, ancianos y niños, eran señalados para una matanza inmisericorde, el joven en cuestión era elegido por el dedo de Mladic para vivir. ¿Por qué?, le preguntaban. Y él respondía con una lucidez apabullante: por nada, es decir, por ninguna razón. Mladic decidía quién viviría y quién moriría aleatoriamente o por su santa voluntad. Él era Dios y necesitaba que alguien lo supiese y diese testimonio de ello. La segunda noticia no sé si estaba relacionada con la muerte de Semprún y la rememoración de su oscuro papel en Buchenwald. Alguien, (no sé quién exactamente, pero debía ser otro superviviente del Lager) decía que se había negado en un campo de concentración a desempeñar tareas burocráticas, aunque tal labor le habría supuesto escapar de las penalidades cotidianas y representar casi un seguro de vida. El periodista le hacía la misma pregunta, "¿por qué?", y él contestaba: porque no quería ser Dios y decidir soberanamente sobre la vida y la muerte. Me limito a dejar constancia del asunto. Si yo tuviera el talento de Borges, creo que podría escribir un bello cuento moral.

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