miércoles, 9 de marzo de 2011

"¡Indignaos!": vale... ¿y ahora qué?

"Indignez vous!" es el título de un opúsculo de un veterano (93 años) de la Resistencia francesa, Stéphane Hessel, que ha tenido una gran repercusión en el país vecino. Se trata de un panfleto en el sentido literal del término, es decir, un brevísimo (algo más de treinta páginas) texto de combate que anima a todos, pero especialmente a los jóvenes, a protestar contra el -se sobreentiende que injusto- orden establecido. Aquí ya han sido varios los que han recogido el llamamiento e incitado a aplicarlo al caso español, que falta hace en verdad. Así, un artículo de ayer en "El mundo" de Francisco Sosa Wagner y Mercedes Fuertes se titulaba "Corrupción: indignaos!" La corrupción y otras muchas cosas en nuestro país debían llevar en efecto a la más profunda indignación ciudadana, pero me consta que no es indignación lo que falta. Basta hablar con cualquier persona de nuestro entorno para comprobar que de indignación estamos bien servidos. Pero... ¿para qué sirve la indignación si esa energía no se canaliza en sentido constructivo? Cualquiera puede contestar. Yo mismo lo digo: para un cabreo sordo pero a la postre inútil. En España faltan canales de participación ciudadana, mecanismos democráticos de base, asociaciones verdaderamente representativas y que puedan hacer oír su voz... ¿A quiénes podemos recurrir? ¿A los partidos políticos, a los sindicatos, por ejemplo? El español corriente desconfía profundamente de ellos y con razón, porque son organismos cerrados que sirven a los intereses de unos cuantos. Partidos y sindicatos tendrían que estar precisamente entre los primeros objetivos de la indignación. Esto es lo que nos provoca a su vez más indignación. Así que estamos indignados, más que indignados. Vale... ¿y ahora qué?

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