miércoles, 23 de marzo de 2011

El pueblo unido (?) será vencido

¿Por qué unas revoluciones triunfan y otras no? Para el politólogo, para el historiador, para el simple espectador curioso, lo que está ocurriendo en los países árabes constituye un escenario fascinante para analizar movimientos sociales, para plantearse preguntas, para derribar tópicos. Primero fue Túnez y el conflicto se "resolvió" en las coordenadas que el pensamiento de izquierdas ha idealizado: la protesta popular acaba con la dictadura. Luego fue Egipto: costó más, pero el proceso parecía calcado y el desenlace, el mismo: el dictador salió de estampida. Dejando aparte otros países árabes que nos resultan más lejanos (de Yemen a Catar), luego parecía que le tocaba el turno a Libia. Aquí se vio desde el principio que las cosas iban a ser más difíciles pero el avance de los rebeldes sobre Trípoli dibujaba un escenario básicamente idéntico a los anteriores. Pero hete aquí que, de pronto, se rompió la simetría, el sátrapa resistió y sus fuerzas armadas fueron acorralando a los opositores hasta el punto de que, de no ser por la irrupción del Séptimo de Caballería en el último momento, a estas alturas la revuelta estaría sofocada. En cualquier caso, la presencia occidental ha solucionado un problema a costa de crear otros mucho mayores que nos pasarán factura pronto. No obstante, la cuestión ahora no es ésa, sino la caída del mito del pueblo sublevado que derriba tiranías. Nos formamos ideológicamente en la convicción de que "el pueblo unido jamás será vencido". Es absolutamente falso. El pueblo unido no puede nada contra la fuerza de las armas, aunque sean las armas de unos pocos. Las revoluciones no triunfan de forma idílica. El "The End" de la realidad no es el triunfo de los buenos. En el supuesto de que el "pueblo" y los "revolucionarios" fueran los "buenos", que también eso es mentira.

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