martes, 10 de mayo de 2011

¿Tan difícil es encontrar un justo medio?

Como en las películas, a lo bestia y a tiro limpio: van las fuerzas militares de elite de los Estados Unidos, invaden un país soberano, entran a bombazo en el edificio sospechoso, matan a todo bicho viviente y, muy probablemente, “ejecutan”, es decir, asesinan a sangre fría sin más miramientos, al tipo que buscaban. Como este tipo es el malo, y además el más malo de todos los malos, ya está dicho todo. Como en las películas, pero esta vez las de juicios: en España, unos jueces progresistas y bienpensantes, la elite del poder judicial de un Estado de Derecho, consideran que hasta los colaboradores de los terroristas tienen derecho a presentarse a las elecciones. Siguen así la senda de otros jueces que han ido soltando a lo largo de estos años a terroristas confesos, culpables de decenas de crímenes en algunos casos, después de pasar algunos años en prisión. En más de una ocasión, no llegan a cumplir ni un año de reclusión por asesinato. Sale barato matar en España. Antes, las autoridades políticas ya han marcado el camino dejando sueltos a varios criminales de la misma calaña y a sus cómplices, colaboradores o justificadores de múltiples atentados. Debe ser el modo de entender aquí la reconciliación entre víctimas y verdugos: que unos y otros estén en la calle a ver si terminan besándose. Dos maneras de afrontar el desafío de unos fanáticos a una sociedad democrática y a un sistema de convivencia basado en la libertad y la tolerancia: ¿tan difícil es hallar un justo medio?

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